domingo, 13 de abril de 2014

PROPUESTAS PARA EL ANÁLISIS DEL DISCURSO TELEVISIVO (por Vitrales XXI)


El discurso es, como sabemos, un conjunto de contenidos expresados con un orden lógico para enseñar o persuadir. 

Para lograr su objetivo el emisor deberá primeramente conocer al público al que quiere afectar con su discurso. 
Conociéndolo, teniendo una prefiguración de sus oyentes, el orador aplicará los signos y códigos que sean bien recibidos y socialmente aceptados por el público al que se dirige. 
Una vez hecha esa elección de signos, estos serán ordenados de manera tal que el discurso presente una coherencia estructural. 
La búsqueda de la coherencia se origina por la necesidad de minimizar las posibles malas interpretaciones, o "decodificaciones aberrantes", como diría Umberto Eco, del mensaje que se quiere transmitir. 
La TV también organiza su discurso de tal modo que éste sea bien recibido por su público (prefigurado). Por lo tanto utilizará signos que representen valores admitidos por ese mismo público, para no causar rechazo y lograr que los nuevos contenidos sean percibidos de la manera que la emisora lo desea. 
La elección de uno u otro código, el orden en que esos signos serán presentados (la estructura), el mayor o menos tiempo de exposición que cada uno de esos signos tenga nos permite ver cómo la TV manipula la información. Pero para ello habrá que someter al discurso a procedimientos de análisis. 

¿Para qué analizar el discurso? 
Si el discurso es realizado por un emisor para afectar a un determinado público y si para ello el orador elegirá los signos y códigos que ese público reconoce como propios, el analizar el discurso no sólo nos permitirá descubrir lo que el emisor dice, sino también cuáles son las características de los oyentes que lo recibirán. 
Es decir, el discurso es el resultado de la interacción entre emisor y receptor; por lo tanto, conocer el discurso es conocer a quienes participan en dicho proceso de comunicación; porque tanto el orador como el oyente dejan sus marcas en él. 

El Discurso Televisivo
En TV se nos muestra un mensaje que nos llega de manera simultánea a través de diversos canales. ¿Por qué? Porque el discurso televisivo hace uso de la imagen, el sonido y de todas las variantes que ambos presentan. 
Al mirar un programa de TV percibimos no sólo la figura del actor, sino también sus gestos, sus palabras, sus silencios y sus tonos de voz. A ello se suman los códigos sociales y estéticos propios del lugar desde el que ese programa es emitido. 
Es decir, la TV no tiene un código que sea específicamente televisivo, por ello utiliza "lenguajes múltiples" y "códigos preexistentes", parafraseando a González Requena, y que además son combinados de muy diversas maneras. 
Un código es, en televisión, integrado a otro. Por ello, al analizar el discurso televisivo no debemos pasar por alto la interacción constante de los signos que lo componen. Habrá que realizar una tarea que cuide de no descomponer esa relación semiótica. 
El discurso televisivo es una estructura que se subdivide en pequeñas estructuras que hacen al total de la programación. 
Cada programa (sea de entretenimientos, periodístico, teatral, musical, etc.) es una estructura que se sigue de otra. Así van concatenándose programa tras programa hasta conformar el macro discurso de la TV: la programación. Pero, a su vez, cada programa también se subdividirá en pequeñas partes. Así vemos que un noticiero consta de primer, segundo y tercer bloque, y, entre cada uno de ellos se ubicarán las publicidades y promociones. 
Entonces, entre programa y programa se encuentran los separadores o cortinas musicales que encabezan a cada uno de ellos; y entre bloque y bloque están los cortes comerciales. 
Tanto los separadores como los espacios publicitarios oficiarían como nexos que unifican cada estructura menor en la gran estructura que es la programación. Y la programación será el discurso televisivo que se analizará. Dentro de ella, los programas serán emitidos en los horarios más adecuados para cada tema tratado. Lo usual, es que un programa para la mujer (como "Utilísima", por ejemplo) sea transmitido o bien a media mañana o a media tarde, porque se supone que en ese momento es en el que las amas de casa pueden mirar la TV. 
Lo mismo ocurrirá con los programas infantiles, deportivos o periodísticos. Ellos serán ubicados en el mejor horario para cada tipo de público. 

El análisis del Discurso Televisivo
Una propuesta de análisis es, para simplificar un tanto la tarea, tomar como unidad de análisis la franja horaria que va de las 20 a las 23 para estudiarla en el lapso de un mes. 
Elegimos esta porción horaria porque es la más consumida por el público, ya que en ese momento es cuando la familia se reúne para la cena, luego de una jornada de trabajo, frente al televisor. 
Por ser el espacio más consumido, la televisora en los cortes publicitarios pone en pantalla promociones que anuncian programas que serán emitidos en otro momento dentro de la programación del canal. 
Esto lo hace con el objetivo de mantener ese mismo nivel de audiencia para el resto de sus productos. A esta unidad la subdividiremos en tantas partes como número de elementos la compongan (programas, publicidades y promociones). 
Sobre esas subunidades aplicaremos el método de análisis conocido con el nombre de su autor: método Eliseo Verón. 
Tomaremos como hábeas los programas que son emitidos en esa franja horaria y los programas que nos son ofrecidos en las promociones. 
Una vez hecho esto utilizaremos la Combinatoria: pondremos en el lugar del programa emitido el programa promocionado, y en el lugar del promocionado al programa emitido. 
De esta manera, alterando la estructura de la programación, sabremos qué temas el canal prioriza sobre otros, conociendo así el perfil de la emisora y el de los televidentes que la consumen. 
Por ejemplo: si tomamos la franja horaria del día jueves en canal 9 (ver programación de 1996), puede ocurrir lo siguiente. 
En ese lapso la televisora, allá por el año 1996, transmitía su noticiero (Nuevediario), una novela (Por siempre Mujercitas) y un programa de opinión (Hora Clave). Supongamos que los espacios publicitarios se promocionen un programa de espectáculos (Indiscreciones), un programa femenino (Utilísima) y un programa de entretenimientos (Clink Caja). 
De ello podemos deducir que, dado que en el horario más consumido se transmiten dos programas de información (Nuevediario y Hora Clave), el canal prioriza los temas de actualidad sobre los de entretenimientos. 
Se obtendrá así, no sólo una conclusión sobre la coherencia estructural, sino también un resultado cuantitativo de temas tratados, y cualitativos porque llegaremos a conocer a cuáles de esos temas se les da mayor importancia según el horario en el que se los ubica. 
Reiteramos que esto es sólo un ejemplo. 
Luego de obtenido ese resultado pasaremos a otra fase de análisis. Si la TV tiene "lenguajes múltiples" y "multitud de códigos preexistentes", tomaremos esos códigos como categorías de análisis sobre las que aplicaremos las funciones del signo. 
Cuando hablamos de "códigos" nos referimos a los códigos lógicos (y a todos los que esa denominación encierra), como a los estéticos y a los sociales [2].
Como resultaría sumamente engorroso aplicar las funciones a la totalidad de códigos utilizados en cada segmento de nuestra unidad de análisis, para simplificar un tanto la tarea, procederemos de la siguiente forma. 
Observaremos el segmento elegido y determinaremos cuáles códigos son los más utilizados en él. 
Luego aplicaremos las funciones del signo, y así sabremos de qué nos habla la emisora, y cómo lo hace. 
De los resultados recabados obtendremos la información de cuáles son los temas que más veces la emisora toca, y así, de manera cuantitativa y cualitativa, nuevamente nos aproximaremos a conocer los intereses de la emisora y los de su público. 
Tomando nuestro ejemplo anterior, podemos determinar que, en "Por siempre Mujercitas" los códigos más utilizados son, además de la palabra, los códigos gestuales (kinésico, prosódico y proxémico). Decimos esto porque allí los actores justamente teatralizan sus libretos, se expresan con su cuerpo y sus silencios. 
Además, como sabemos, las telenovelas hacen uso de los estereotipos para que su decodificación sea fácil acceso para un público que busca distracción (y así, viendo cuáles son los estereotipos conocidos pro el público al que se pretende entretener, conoceremos algunas de las particularidades de los televidentes). 
Por ello, podemos aplicar las funciones del signo tanto a lo dicho y hecho por los actores, como a los decorados, ropas y aspectos personales de cada personaje y situación narrada. 
Otra propuesta de análisis es la de tomar un género específico de programas (por ejemplo, un informativo) de un canal y someterlo a un estudio comparativo con otro programa de igual género, pero de otra emisora. 
Viendo qué temas trata, qué fuentes proveen la información, a qué ámbitos afecta esa información, cómo son presentados los temas emitidos y qué espacio temporal es el que les brinda el programa analizado podremos ver el perfil o tendencia política y social del canal que transmite ese informativo. 
Al confrontar los resultados obtenidos con los que obtendremos luego de realizar la misma tarea con un noticiero (o con un programa que sea del mismo género del que hemos elegido para nuestro estudio) de otro canal, quedará más claramente delineado, por contraste, el perfil de la emisora y el del público que la consume. 
Para finalizar, proponemos comparar los datos obtenidos luego de realizadas ambas tareas. De esta manera, si los resultados se asemejan, se comprobará la veracidad de las conclusiones alcanzadas. 


Fuente: http://www.vitralesxxi.com.ar/comunicacion/propuestas_para_el_analisis_del_discurso_televisivo.htm